Yo no estaba predestinado al mundo educativo, ni siquiera tenía vocación.

Pero… un día te dicen que Ingeniería Aeronáutica está complicado, que si hay que estudiar fuera, que si vale mucho dinero…comprensible. Mis padres siempre me han dado todo lo necesario para que pudiera estudiar, y mucho más. Si no fuera por ellos no sería maestro. Si no fuera por ellos no estaría aquí. Me siento orgulloso cada vez que me dicen que me parezco a mi padre.

Comencé y terminé Magisterio de Educación Física en la Universidad de La Laguna. Allí gracias a Miguel Llorca me entró curiosidad por el mundo de la «Educación Especial» y se me fueron los miedos a tratar con personas con capacidades diferentes. Cursé un Máster de Experto en Pedagogía Terapéutica y preparé mis primeras oposiciones con «La Diva», Doña Julia Mora, de quien aprendí más que en todos los años de carrera. Saqué un diez.

Como no obtuve plaza, comencé a trabajar de interino-sustituto dando vueltas por Tenerife, La Gomera y la Palma, trabajando como tutor de primaria, especialista de educación física, de educación especial…Me tocó en todas las etapas, ¡Incluso sustituí unos días en 4º de eso para dar historia!

Comenzó el programa bilingüe (en aquella época CLIL) y con mi B2 pude conseguir plaza en Tenerife, primero en el norte y al año siguiente recalé en un centro que cambió todo el sentido. La directora, May Fino, me dejó trabajar a mi gusto, los compañeros me entusiasmaron con mi especialidad, la EF: íbamos a menudo a la playa, a la piscina, hacíamos carreras en el paseo peatonal, olimpiadas… mi pobre compañera María Oramas todavía tiembla cuando me escucha decir: «Meri, tengo una idea». A final de año la directora me invitó a asistir a un curso sobre iPad y Apps que daba Carlos Mora. Con esto descubrí las grandes posibilidades que la tecnología brindaba a la educación. De ahí también conocí a Abián Fernández y a todo el equipo de Banana, que me introdujeron en el mundo de las metodologías activas. Con todo ese entusiasmo, en un mismo año, cogí la jefatura de estudios del colegio, aprobé las oposiciones por la especialidad de Francés (si, es algo raro, pero pude hacerlo con mi nivel básico) y planteamos un proyecto revolucionario con iPads.

 

En el curso siguiente concursé para obtener mi plaza definitiva, llegando al CEO La Pared, un centro de infantil, primaria y secundaria en un entorno rural. Mi primer año traté de poner en práctica todo lo que sabía de metodologías activas y saqué el máximo partido a la escasa tecnología que disponía. Sin duda, esa tutoría de 5º-6º mixto fue el mejor año. Al año siguiente cambiaba el equipo directivo y me sumé a la jefatura de estudios tratando de contagiar el entusiasmo por la actualización docente. Creamos un primer EdCamp y pudimos conocer de primera mano a grandes profes como Rosa Liarte o Daniel Amo, así como disfrutar de la presencia de Sabrina Espasandín, experta de Google for Education. Mención a parte merece la participación de alguien admirable, Juan Francisco Hernández, un DOCENTE con mayúsculas, siempre dispuesto a ayudar y compartir sus geniales ideas.

En esos últimos años hice mucha formación: tenía hechos todos los cursos que ofrecía la consejería, me apuntaba a todo lo que salía en los CEP, preparé un grupito de oposiciones de educación física, saqué los certificados de Google for Education y Flipped Learning… Conseguí ser embajador de apps como ClassDojo, TouchCast o saqué todos los cursos de la maravillosa EdPuzzle.

A la par he realizado colaboraciones con la administración en cosas diversas como la elaboración de las pruebas diagnóstico para la Agencia de Calidad Universitaria y Evaluación Educativa, en la competencia lingüística para tercero de primaria. Y uno de los últimos proyectos, Brújula 20, elaborando las programaciones y situaciones de aprendizaje de cuarto de primarias en matemáticas.

También he dado muchísima formación a través de los CEP, de Google (Omnia Infosys), de coles privados que te llaman, de Banana Computer e incluso he tenido el privilegio de viajar fuera a dar formaciones, como en Huelva donde he hecho dos buenos amigos como María Barceló y Jose María o en Andorra, donde conviven tres sistemas educativos en un paisaje maravilloso.

El curso 2017 volví a concursar para tener más tranquilidad y poder atender a Mario. Me tocó en el colegio de Punta Brava, un colegio que está metido en el famoso Loro Parque. Fue un año duro por muchos factores, pero quedé satisfecho porque hicimos muchos proyectos de aprendizaje muy valiosos.

Ahora, en 2018, comienza mi etapa como asesor de lenguas extranjeras en el CEP de la Laguna, girando ya completamente hacia la formación y la parte administrativa. Aquí aprendo muchísimo y tengo otro punto de vista de la educación actual. Sin embargo, cada día echo de menos el aula, y desde que considere que no aporto lo suficiente desde mi puesto, volveré al aula, aunque no haya agotado los cinco años de comisión de servicios.

En los últimos meses he podido certificar como Google Certified Innovator en Madrid 2019 y he tenido el privilegio de ser reconocido como Apple Distinguished Educator 2019 en Ámsterdam. Estas y otras cosas hacen que estemos en un constante aprendizaje que pasa obligatoriamente por compartir y enriquecernos de los demás compañeros docentes.

¡La educación es una auténtica aventura!