La historia de un docente cualquiera

Nunca se me dio mal la escuela. Creo que hasta lo hice medianamente bien. Pero al llegar a la universidad no sabía que carrera elegir.

Siempre me llamó la atención la Ingeniería Aeronáutica, pero no iba a ser barato para mi familia, así que lo dejé pasar. Muchos de mis amigos se iban a Gran Canaria a estudiar Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, pero tampoco era del todo de mi agrado.

Así que por descarte acabé estudiando Magisterio Especialidad Educación Física, empezando en 2002 y acabando en 2005. Me despisté al terminar de que había que pagar el título, así que cuando fui a pagarlo coincidió con que se abrían las listas de sustituciones y muy perdido, acudí a la Consejería a apuntarme. De ese periodo me gustó mucho la parte de educación especial, que se llamaba en esos años, gracias al profesor Miguel Llorca, y me metí a estudiar un máster de Experto en Pedagogía Terapéutica.

Justo antes de terminarlo, comencé la preparación de oposiciones con una persona muy querida y muy conocida, Julia Mora, que me llevó a presentarme en 2007. Fue una experiencia muy enriquecedora, sacando un 10 en mi primera vez. Con el sistema que había me quedé sin plaza, pero gracias a estar apuntado en las listas, comencé a trabajar en el curso 2007-2008.

Nunca me entusiasmó mi trabajo como sustituto, era como un parche para unos días. El segundo año hubo grandes recortes, y tras un nombramiento fallido, no trabajé. Tal vez la gente de personal de la Consejería se molestó que hubiera denunciado el proceso de 2007 por no respetar el principio de igualdad.

En 2009 me volví a presentar a las oposiciones, esta vez de nuevo por PT, pensando que tendría opciones. Pero a la vez que avanzaba el proceso me iba dando cuenta de que no sacaría la plaza por mucho que estudiara.

Y seguí de interino, cambiando de centro cada año, y cada año más lejos y peor. Hasta que volví a mi isla, donde toqué fondo. Llegando a un centro que… ni fu, ni fa, sólo seguir un libro, completar papeles y aguantar padres. Al final del curso, una de mis compañeras hizo una jugada muy fea y por su culpa, casi me quedo fuera del sistema por no completar los requisitos para ocupar una plaza bilingüe.

Sin embargo, al año siguiente, en 2012, decidí cambiar todo. Aparqué mi obsesión con el deporte y con compromisos que ya no me aportaban nada. Me centré en hacer bien mi trabajo. Y disfruté mucho. Fue mi primer año como especialista de EF bilingüe, con una directora que hoy en día es una persona a la que aprecio mucho, May Fino. Ese año junto con la sufrida de mi compi María, hicimos todo tipo de actividades y proyectos, innovando sin querer.

Como premio a ese esfuerzo, May me mandó a la universidad a hacer un curso de Apps para educación… Yo no sabía muy bien porqué, pero algo grande podíamos hacer.

Ese mismo año salieron a última hora oposiciones por inglés, francés y AL, y yo que ya sabía lo que había, lo dejé todo para el final. Incluso recuerdo que estudiaba en el viaje de fin de curso algo que desde los 18 años no tocaba, el francés. Y saqué mi plaza tal y como le había prometido a May.

A final de curso me ofreció la Jefatura de Estudios y yo se lo agradecí enormemente, y le dije que no sólo iba a ser el jefe de estudios, sino que además iba a sacar plaza y me iba a quedar allí.

Y así fue, durante dos cursos más, me quedé en el CEIP Pérez de Valero. Haciendo las locuras de proyectos del primer año y desarrollando junto a May el proyecto iPad, que consistía en llevar por primera vez un 1:1 a las aulas de un centro público. El proyecto hoy en día camina bastante bien, y mejor que lo seguirá haciendo.

En esos dos años me he formado en muchos campos y he descubierto grandes posibilidades de la tecnología en la educación de la mano de personas que hoy considero amigos: Abián Fernández, Daniel Amo…

Pero en enero de 2014 llegó un punto de inflexión a mi vida. Mi mejor amigo, Víctor Martín Teni, desaparecía en el Parque Nacional del Teide. Estar cinco días y noches buscando y desconectado de la realidad me hizo reflexionar sobre mí. Mi vida personal estaba muy vacía a la vez que la profesional se iba llenando. Víctor sufrió un accidente y su cuerpo se halló casi cuatro años más tarde.

Ese suceso hizo que conociera a mi mujer y el pilar de mi vida, Sara. Y decidiéramos comenzar nueva vida viviendo en el norte de Tenerife. Ese mismo año hice concurso de traslados y me vine al CEO La Pared. Fue un año de instenso trabajo. Tenía una tutoría de 5º/6º y mi especialidad de francés.

A su vez comencé a preparar a un grupo de opositores de mi especialidad, Educación Física, en Anaga Coworking, una tarde a la semana. El grupo fue teniendo éxito y llegamos a 83 aspirantes. Los números hablaron por sí solos y un 30% de las plazas las obtuvieron alumnos míos. Hoy en día es un orgullo decir que el 85% está trabajando como maestros.

También fue un año de formaciones para llegar a:

  • Google Certified Trainer
  • Apple Teacher
  • EdPuzzle Coach

Y los reconocimientos de ClassDojo como embajador de la App.

Al año siguiente cogí la jefatura de estudios del CEO, adentrándome con más o menos éxito en el mundo de la educación secundaria.

 

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